Al noroeste de Gascones, en la Sierra Norte de Madrid, se erige casi en ruinas la estación de Gascones-Buitrago. Una instalación que, a pesar de su estado actual, guarda en su memoria un pasado glorioso como parte del ferrocarril directo Madrid-Burgos, una línea ferroviaria que unió dos importantes ciudades de España.
Este trazado comenzó su construcción en 1924, con grandes expectativas, pero no fue hasta junio de 1968 que se inauguró oficialmente. Sin embargo, lo que nació con la promesa de modernizar el transporte entre Madrid y Burgos, e incluso facilitar la conexión con la frontera francesa, se fue desmoronando a lo largo del tiempo. La línea cerró oficialmente en 2012, aunque el último servicio tuvo lugar un año antes, en marzo de 2011, cuando un derrumbe en el túnel de Somosierra provocó la interrupción del servicio.
A lo largo de los años, han sido muchas las voces que han reclamado su reactivación, pero hasta el momento no ha habido avances significativos. La línea, que pretendía ser una ruta rápida y eficiente, comenzó a perder relevancia en la década de 1990. La falta de inversiones y mantenimiento, sumado a incidentes como el derrumbe mencionado, sellaron su destino.
El túnel de Somosierra, de 3.800 metros de longitud, sufrió un grave derrumbe en 2011 que afectó directamente al trazado ferroviario. Aunque no hubo víctimas en el accidente, el impacto sobre la ya maltrecha infraestructura fue decisivo. Desde entonces, la conexión directa por tren entre Madrid y Burgos se vio interrumpida, dividiendo la línea en dos mitades y condenando a muchas estaciones al abandono.
El presente de una línea olvidada.
A día de hoy, el tramo que atraviesa la estación de Gascones-Buitrago sigue formando parte de la historia olvidada del ferrocarril directo Madrid-Burgos. Esta línea, que en sus mejores tiempos reducía el tiempo de viaje entre Madrid y la frontera francesa, solo ve actividad en dos tramos muy específicos: los 25 kilómetros que conectan Madrid con Colmenar Viejo, donde aún circulan trenes de cercanías, y 96 kilómetros que unen Aranda de Duero con la Nueva Variante Ferroviaria de Burgos, pero exclusivamente para transporte de mercancías.
El resto del trazado, unos 159 kilómetros de vía entre Colmenar Viejo y Aranda de Duero, permanece abandonado, aunque técnicamente está "operativo". La triste realidad es que esta sección de la vía lleva años sin ver un tren comercial.
¿Resurgirá alguna vez?.
El futuro de la línea Madrid-Burgos es incierto. Los habitantes de la región y algunos sectores interesados continúan alzando la voz en favor de su reactivación. Argumentan que un trazado ferroviario directo entre Madrid y Burgos no solo sería beneficioso para el transporte de mercancías, sino también para revitalizar las zonas rurales y fomentar el turismo en la región.
No obstante, la falta de voluntad política y de inversión en infraestructuras parecen frenar cualquier iniciativa. A medida que pasa el tiempo, la estación de Gascones-Buitrago y otros puntos del trazado se desmoronan lentamente, recordando a los pocos que aún las visitan la grandeza de lo que pudo ser, pero nunca llegó a consolidarse.
¿Será posible algún día ver resurgir esta línea ferroviaria? Por ahora, la respuesta sigue siendo incierta, y la estación de Gascones-Buitrago continúa, en silencio, observando su propio abandono como podéis ver en este video que hemos grabado a vuelo de dron.
